Mostrando entradas con la etiqueta Mi vida es así. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mi vida es así. Mostrar todas las entradas

6.11.16

Sobre las raíces

Hace poco me di cuenta de que en mis raíces está ser un desarraigado. Con mucha tardanza, claro, porque lo que uno lleva pegado siempre es difícil de ver. Pero me he dado cuenta de que todo lo que soy es en parte todos los sitios en los que he estado, y en los que no me quedé. Y todo lo que lleva aparejado ser de ninguna parte.

Ser de ninguna parte es no acostumbrarse a ninguna almohada porque nunca es la última.

Es ver el horizonte como un objetivo.

Es tener nostalgia por lugares que no te pertenecen.

Es vivir sin sentirse atado a ningún paisaje.

Es recordar el tiempo más que el espacio.

Es rechazar identidades y etiquetas otorgadas por nacimiento.

Es acostumbrarse a perder equipaje, muchas veces valioso.

Es la necesidad de tomar un camino nuevo siempre que se presente la oportunidad.

Es buscar la personalidad del suelo que pisas.

Es no querer ver el límite a las experiencias.

Pero también es darse cuenta de que siempre voy a tener un viento que me temple los pies y me invite a descansar frente a las montañas que acaricia, y unas risas compartidas con quienes me saben anclar en un momento fugaz.


16.5.16

Sobre la lejanía

Hoy he leído una felicitación de cumpleaños que nunca existió.

Y pienso en ella, que está lejos y quiere estarlo aún más. Que sigue siendo pequeña, pero tiene más fuerza que yo. Que ahora no es más que una escultura que oteo de lejos sin discernir el material del que está hecha. Que le va bonito, pero tiene mareas en su cabeza que chocan en violentas tempestades. Que no la quiero tener, pero la desearía contemplar.

Y pienso en ella, que está lejos, aunque aquí al lado. Pienso en un grandioso estreno vallecano del que nunca fue consciente, aunque podría haberlo sido. En un vale de viajes que se suicidó y tiene algún cajón como su ataúd. En que cada segundo el reloj corrió hacia donde debía con un tic-tac placentero. En los abrazos que quisiera darle, pero que la romperían.

Y pienso en ella, que está lejos y que no está. Porque nunca acudí a una cita que podría haberla definido. Porque no se percata de mi presencia al tiempo que yo finjo no existir. Porque la cambié por unas camisas hawaianas que no poseo. Porque el mar está en calma ahora y no hay piratas a la vista. Porque si naufrago, hoy no lo haré en el pasto.

Así que, mirándolo bien, soy yo quien está lejos.

15.12.11

Sobre la pu... blicidad

(ADVERTENCIA: tal vez esté en este post más exaltado y agresivo que de costumbre, pero la propaganda es algo que me altera en exceso)

¡Bienvenidos al maravilloso mundo del consumismo!

Un año más la Navidad ha llegado. Se pone en marcha la mejor campaña publicitaria de la historia. Aquella en la que todo el mundo sabe estar cayendo, pero siguen haciéndolo con cada vez más ahínco. Y para mantener los niveles de compras altos, más anuncios. En todas partes, bombardeándonos, diciéndonos lo que debemos comprar, a quien enriquecer. Me siento inclinado a detestar toda publicidad, teniendo en cuenta que se trata de mensajes que tratan de persuadirte, de decirte qué debes hacer, en lugar de dejar a tu elección lo que desees comprar. Pero claro, supongo que es necesaria para al menos informarte de los productos que existen y darte a conocer sus características, así que la publicidad en general la tolero, sin fiarme nunca de ella. Y tal vez algún día tenga que vivir con dinero obtenido mediante ella. No sé hasta que punto podría ser capaz de eso...

En cualquier caso, la publicidad que realmente sí detesto es la que te miente. La que usa falacias para convencerte, ésa que cada vez se usa más y más. La que te induce a pensar que la perfección es alcanzable mediante determinado producto, la que te esconde la verdad sobre una oferta con letras que pasan a una velocidad sólo equiparable a Usain Bolt tras tomar anfetaminas, la que no te persuade con argumentos racionales. Y, últimamente, de las que más consiguen enfadarme son las que nos transmiten valores humanos. Marcas comerciales que intentan convencernos de que su fin no es el dinero, sino el altruismo. Esas que tratan de identificarse con la moda del perroflautismo y el 15M usando eslóganes que invitan a la rebeldía e incluso representan asambleas en sus anuncios. Compañías que alardean de ecologismo mientras su basura atasca los vertederos del tercer mundo. Bancos que dicen ser diferentes a los demás y mimar mucho a sus clientes, tal y como dicen los otros bancos.

Pero el que colmó mi paciencia hasta llevarme a hacer este post es el siguiente:



Bien. Para empezar, se podría señalar que los puntos positivos señalados en el vídeo se ven ampliamente superados por los negativos (la bomba diseñada por el científico puede acabar con todas las mamás que preparan pasteles). También podría centrarme en que los aspectos positivos casi siempre son pequeños lujos que pocos nos podemos permitir en el mundo mientras que los negativos afectan a una gran masa de personas desfavorecidas, lo cual hace que el anuncio se pueda interpretar desde un ángulo inverso al obvio que incite a la insensibilización (me explico: "¿Qué importan los tanques? ¡Tenemos peluches!").

Pero no voy a abundar en esas críticas formales(aunque ya las he dejado en el aire) porque, pese a ellas, el mensaje sigue siendo bonito: hay más personas inclinadas a hacer del mundo un lugar mejor, que personas que se dediquen a empeorarlo, y por ello hay esperanza de que el bien supremo triunfe sobre los intereses maléficos. Vale. Sobredosis de azúcar. Feliz Navidad a todos. Demos un paseo bajo el arco iris. De acuerdo.

Ahora me centraré en su otro mensaje, en el publicitario, que al fin y al cabo lo tiene, ya que esto no es un mensaje altruista de amor y felicidad sino un anuncio. El mensaje que nos quiere decir al final con ese "por cada arma que se vende en el mundo, 20 mil personas comparten una Coca-Cola", es que Coca-Cola trae la felicidad. Con ello, Coca-Cola está comparando su refresco con todas las cosas buenas que ha mencionado antes frente a las malas, y se está enorgulleciendo de traer esperanza al mundo. Pero eso no es Coca-Cola. Coca-Cola es una empresa multinacional dedicada a vender refrescos para ganar dinero, no se dedica a hacer un mundo mejor. Si lo hiciese, seguramente el mundo sería un lugar mejor. Con todo el dinero que maneja, con todas las vidas que explota, con todo el poder que reúne, podría hacer que muchas esperanzas se viesen cumplidas. Pero no lo hace. Simplemente vende refrescos. Y no lo hace para hacer del mundo un lugar mejor. Lo hace para ganar dinero. Y el dinero no tiene alma.

Efectivamente, hay razones para creer en un mundo mejor, pero Coca-Cola no es una de ellas.

22.9.11

Sobre las primeras veces

PSYCHO!

La torpeza deambula por mi nueva casa.

Creo que pronto esto será el Caos. Me encanta.

Batido con churros.

Ñañañañañañañañañañañañañañañañañañañañañañañañaña.

GROUPIE!

Periódicos reflejados en todos los espejos.

Coincidencia de vestimenta.

Inmersión brutal y sin oxígeno.

Charlas chatarra.

COCAINE!

¿Ese bultito extraño qué es?

Son Carmela, Susana, Sara, Ana y Natalia.

No es una cosa típica.

Ya tengo tarea.

CRAZY!

Es una persona odiosa a la par que graciosa.

Una normalidad anormal.

Me pregunto si debería comer.

Interacciones humanas que parecen robóticas.

PSYCHO!

Señores alemanes bizarros.

Señores alemanes bizarros asesinos.

Señores alemanes bizarros asesinos subvencionados por Hitler.

Señores alemanes bizarros asesinos subvencionados por Hitler para acabar con la prensa libre.

GROUPIE!

Un médico au(o)scultando a una mujer, que su marido está celoso, con unas tías desparramadas vestidas de limón y frambuesa.

Tampoco eran tan malos los señores alemanes.

Desorientación crónica asociada a la edad.

Ojos grises.

COCAINE!

Soy un periodista de los de verdad, de los que inventan las noticias.

San Eleuterio está en Barcelona, con B de Benedicto.

Dejemos que pasen los minutos.

Encuentros en la primera fase con un robot poco engrasado.

CRAZY!

¡Qué pequeño es mi madrid!

Primera parte de tres de "Frustración en secretaría", la saga surrealista de terror universitario.

Ya me oriento y todo.

¿He dicho ya que ñañañañañañañañañañañañañañañañañañañañañañañaña?

PSYCHO! GROUPIE! COCAINE! CRAZY!

15.9.11

Sobre la suerte

Sucedió en martes y trece.

No creo en la suerte. En fin, creo que no creo en nada. O en casi nada. Algunas veces, en mí mismo, pero poco más. Desde luego, la suerte no es una de las cosas en las que creo. Mala suerte y buena suerte son sólo etiquetas que ponemos a los hechos que ya han sucedido, no un estado personal gracias al cual te vayan a suceder cosas buenas o malas. Este tipo de supersticiones, igual que las religiones o las tradiciones, las valoro como curiosidades, como una prueba visible e irrefutable del poder de la imaginación. Siempre me ha interesado eso, como una buena historia puede transformarse en verdad, más aún, en un dogma, gracias al apoyo suficiente y a la necesidad del receptor de creer. Siempre me ha interesado, al mismo tiempo que aterrado en cierto sentido. No quiero que una historia me cambie para siempre, que la imaginación domine mi vida real quitándole valor. Por eso me resisto a creer todas las historias, incluso mis propias historias. Por eso, algunas veces, no creo en mí mismo. No sería la primera vez que me engañe.

El caso es que era martes y trece. Nunca una llamada de un desconocido me había emocionado así. Ahora me voy a Madrid(donde corre la moneda, diría mi abuela, aunque en estos tiempos su sabiduría popular no es aplicable, ya que la moneda no corre, se queda estancada en los depósitos de algunos). Excepto eso, todo son signos de interrogación, algunos abiertos, otros cerrados. Pero todos quedarán resueltos pronto. Sólo uno se quedará ahí más tiempo, y es el que se pregunta sobre mí. Sobre si podré enfrentarme a este nuevo reto o no. De nuevo, es una de esas veces en las que no creo en mí. Y no sé si debería creer. Pero, sea así o no, no voy a rendirme. Tal vez sea David contra Goliath, y no tenga a mano ninguna piedra, pero pienso luchar por lo que quiero. Muchas veces me han llamado negativo, y no sé hasta que punto es cierto, pero sé que lo que nunca hago es dejarme caer sin más. Aunque ni yo mismo me crea capaz de levantarme.


(Canciones como esta te dan ánimos)